lunes

el país más feliz del mundo 1

moma

a. No quiero tener un carro.

No, no quiero tener un carro. Talvez es porque creo que montarse todos los días en un pedazo de metal que va a más de 100 kph compitiendo por llegar primero contra otros miles de pedazos de metal a la misma velocidad, bueno, no me atrae.

O talvez es porque soy alguien enamorado de la idea de transporte público. No de ese monstruo vial que crearon la falta de planeación y la avaricia de las buseras, y que en Costa Rica groseramente llaman transporte público, sino de esos sistemas sincronizados que funcionan lejos de aquí, que me llevan a mi y a muchos otros de A a B con mucho menos gasto por persona, más seguridad, más rapidez y más eficiencia. De usar la línea azul para llegar acá o hacer transbordo a la roja para llegar a allá. Es como un juego pero en la vida cotidiana. También porque me gusta ver la gente diferente que encuentro en cada bus, carro de metro o de tren. Me gusta inventar cómo son sus vidas y escuchar sus conversaciones. Se me hace interesante la idea de un grupo de extraños confinados en un mismo lugar, no sé.

O talvez porque me gusta caminar. Cuando uno camina descubre cosas nuevas cada día. Detalles pequeños. Lugares nuevos donde comer. Calles por las que nunca habíamos pasado. A lo mejor caminando nos mantenemos en forma, o en menos desforma. Claro que para poder caminar, hay que tener por donde caminar y por donde poder caminar. Parques y espacios públicos que logren que en la ciudad el peatón por fin le gane al conductor, porque la ciudad es de quienes viven, no de quienes pasan por ella. Paisajes urbanos que nos estimulen, que nos digan algo, grafittis interesantes, edificios bonitos, jardines, etc.

O talvez porque me parece que eso de ver quién tiene el carro más grande y nuevo es una tontera de señores rajones, porque cuando uno está en la calle, las demás personas no pueden ver la casa que tiene uno, ni cuanta plata tiene en su cuenta bancaria, ni cuantas veces se ha ido de vacaciones a Roma. Entonces se recurre a comprarse un carro gigante y estorboso para diferenciarse esa gente de segunda categoría que no tiene carro del año.

Pero seguro en el fondo si quiero un carro, y digo que no porque no tengo la plata, ni sé manejar, y me da pereza ir al MOPT a sacar el permiso para aprender.

A veces suena bonito decir que no se quiere lo que todos añoran.

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sábado

Geeks

Ya llegaron las...¿nuevas figuras de acción de los arcángeles?


y no solo collecionan figuritas y estan obsesionados con un libro fantástico escrito hace muchos años, despúes de discutir con un religioso que es canónico oficialmente y que no, y cuales son los poderes de cada ángel, no me queda duda de que son tan geeks como cualquier persona leyendo Superman o el Señor de los Anillos en la calle.